Adentrándonos a los Grados del Autismo
El diferenciador central del autismo gira en torno a las dificultades en comunicación social: es decir el uso del lenguaje con la finalidad de la interacción, acompañado por la falta de flexibilidad del pensamiento que puede manifestarse como rigidez mental: intereses restringidos, repetitivos y estereotipados con o sin problemas de desintegración sensorial.
Es común encontrar también dificultades en la capacidad simbólica -uso de la imaginación- así como la habilidad de cambiar mentalmente una cosa por otra.
Desde 2013, en los manuales diagnósticos el autismo está incluído dentro de los Trastornos del Neurodesarrollo junto con: el trastorno de lenguaje, la discapacidad intelectual, el trastorno de aprendizaje, el trastorno motor, el retraso generalizado del desarrollo y trastorno por déficit de atención.
Esto significa que existen distintos componentes que alteran el desarrollo neurológico de la persona y, por lo tanto, afectan el desarrollo integral esperado en los individuos.
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Características de los Diferentes Grados en el Autismo
Autismo es el nombre más usado. No obstante, en los manuales diagnósticos se utiliza el término Trastornos de Espectro Autista o TEA, por sus iniciales. Debido a que la palabra “trastorno” puede asociarse a una connotación negativa, la nueva visión, propone llamarle “condición”, Condición de Espectro Autista o CEA tal y como observamos en diferentes instituciones y especialistas.
La palabra espectro se emplea con la intención de transmitir que se manifiesta en un amplio rango de formas. Cada persona con autismo es diferente, aunque compartan características similares, en diferentes niveles. Resalto la importancia de reconocer que no hay conductas autistas y que conocer a una persona con autismo no es conocer el autismo. (Dr. Barry Prizant)
El autismo es una condición de vida. Es una forma distinta de percibir el mundo, procesar la información y desarrollarse.
Diagnóstico y Clasificación de los Grados del espectro autista
Hasta el año 2013 que salió la 5ta. versión del DSM (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales), los criterios diagnósticos se unieron integrando el término espectro del autismo, por lo que los tipos que antes se utilizaban como Trastorno Desintegrativo de la Infancia, Trastorno Pervasivo del Desarrollo y Sindrome de Asperger, entre otros, se dejaron de utilizar para dar cabida a un solo diagnóstico Trastorno del Espectro del Autismo basado en niveles de ayuda que requiere el individuo en cada una de las áreas de criterio diagnóstico, quedando:
Nivel 1 Necesita poca ayuda
Nivel 2 Necesita ayuda Notable
Nivel 3 Necesita ayuda muy notable
Signos de alerta en el autismo
Existen algunas señales que se consideran signos de alerta del autismo. Es importante mencionar que estos signos no definen el diagnóstico, sin embargo, nos guían en su identificación y son parte del motivo de consulta.
Como bien se sabe, el diagnóstico del Autismo es clínico, es decir, no existe ningún examen médico que lo confirme, o descarte. La mayoría de las veces se realizan algunos exámenes médicos con el fin de descartar o confirmar, alguna afección comorbida o coexistente como pudieran ser discapacidad intelectual, epilepsia, convulsiones, problemas gastrointestinales o relalcionadas al metabolismo.
El proceso de detección en edades tempranas, una vez que se asiste a un profesionista capacitado comienza con la aplicación de algunos de los cuestionarios parentales de detección de autismo, como son el TASI (The toddler Autism Symptom Inventory), M-CHAT (Lista de Verificación modificada para autismo), SCQ (questionario de comunicación social), CARS (childhood Autism Rate Scale), IDEA (inventario de Espectro autista de A. Riviere), etc. que nos indican la nececidad de realizar una evalaución más específica.
Si en estos cuestionarios se percibe la necesidad de realizar una valoración más profunda generalmente se busca la aplicaicón del ADI-R (Entrevista para el Diagnóstico revisada) y ADOS-2 (Escala de Observación para el autismo-2). Sin embargo, es importante hacer referencia que no es exclusiva su aplicación para poder confirmar o descartar el diagnóstico.
Ambas son pruebas internacionales diagnósticas conocidas como Gold Standars para el diagnóstico, sin embargo considero que más que solametne aplicar las pruebas se debe contar con una historia clinica completa que aunado al conocimiento del examinador ayude a dirigir e interpretar la valoración. Cabe mencionar que para la aplicación de estas dos pruebas formales y estandarizadas es necesario estar certificado.
Estrategias de Intervención Según los Grados en el síndrome Autista
Como se refirió anteriormente el diagnóstico es un conjunto de signos y síntomas diversos en cada persona, por lo tanto la intervención está basada en ellos. Es decir, cada individuo debe contar con una intervención individualizada acorde a sus necesidades.
Existen diversas metodologías. No podemos decir que una sea mejor que la otra, ya que difiieren en el objetivo de intervención. Es decir algunas están enfocadas hacia la parte conductual, otras hacia la interacción, otras hacia la comunicación, etc.
Lo que sí es importante aclarar es que no existe una terapia para autismo o de autismo, debe ser una intervención integral y multidisciplinaria en la que se tomen en cuenta todas las necesidades de la persona y su familia.
Esta intervención deberá estar basada en potencializar las áreas de mayor resago o dificultad fomentando una mayor independencia en las actividades de la vida diaria. La intervención temprana es lo ideal.
Esto puede requerir el trabajo colaborativo de varios especialistas de distintas disciplinas como puede ser terapia física, terapia ocupacional, terapia de comunicación, de habilidades sociales, etc.
El trabajo en casa para el autismo y la participación de la familia son fundamentales. La familia es el pilar de toda intervención. Los avances se logran con constancia.
Recuerden, el autismo no define a su hijo. Es un camino desafiante pero lleno de satisfacciones y una perspectiva diferente de la vida. La clave está en no centrarse en el destino sino en disfrutar el viaje.